El proyecto fotográfico "Air Dance" nació a finales del 2016, con el objetivo de aunar mi pasión con el desnudo femenino con la danza y la expresión corporal. A fecha de hoy podría decirse que sigue inacabado, o al menos en proceso, dado que no me importaría disponer de más imágenes de nuevas partipantes.
La mayor dificultad ha sido, precisamente, la de encontrar a las bailarinas adecuadas, entre otras razones por tratarse de un proyecto de colaboración mutua. Y por qué no decirlo, también por la naturaleza de las imágenes, donde no se oculta nada. Incluso si hubiese tenido un presupuesto aceptable dudo mucho que hubiese encontrado más candidatas. Digo bien, candidatas, porque esa era la idea al principio. En estos momentos me gustaría incorporar a hombres pero sigo con las mismas dificultades.
Añádase también que en pleno siglo XXI, el desnudo no vive sus mejores momentos. Quién lo iba a decir, pero así estamos, como en tiempos pretéritos.
La forma de trabajar ha sido sencilla. Simplemente se trata de crear el ambiente adecuado en mi estudio, modesto estudio de escasa altura, lo que nos originado serias dificultades. Dado que en la mayoría de las imágenes los saltos son los protagonistas, era muy frecuente casi tocar el techo o incluir las manos en la propia estructura del fondo. Tampoco el ancho no era el adecuado, lo que supone que el salto se tenga que generar con menos distancia de preparación. La exigencia física ha sido elevada, aunque pueda parecer lo contrario. Esa misma "estrechez" supone poco margen para colocar los flashes de estudio. Amén del escaso tiro de cámara que hace que la iluminación "caiga" sobre el propio fondo.
En definitiva, de la necesidad se hace -hemos hecho- virtud. Hubiese querido tener un plató de excelsas dimensiones, con un fondo de obra sin fin, flahes de mayor potencia, ventanas de mayor tamaño... Pero uno se apaña con lo que tiene. Y como diría un castizo, a Dios gracias.
Al final se trataba de conseguir la figura de la bailarina en el aire, resaltando con una iluminación muy contrastada, su musculatura, su físico... Alto contraste sobre un fondo negro que no distraiga la atención del espectador.
Como decía antes, la manera de trabajar era sencilla: música del gusto de la fotografiada, sesión de calentamiento y al lío. La cámara, un 5D Mark II, muy veterana y curtida en mil batallas, sobre mi viejo trípode Manfrotto de formato medio. Lo que hubiese dado por tener alguna cámara de formato medio con un gran sensor. El hecho de que es muy complicado controlar la ubicación y la altura del salto, obliga a abrir plano y desperdiciar sensor. Como soy un purista de la impresión digital, que hago yo mismo con mis Epson R2400 y 4800, la foto debe estar a 240 ppi, lo que me da tamaños que no suelen superar el 30 x 30. Vamos, que salvo alguna toma vertical no puedo aprovechar las virtudes del sensor de formato completo de mi cámara. El lado bueno, que cuando vaya a imprimirlas el tema me saldrá más barato con un A3 que con un A2. La tinta de impresora cuesta más que la sangre de unicornio.
A todo esto comentar que cada bailarina ha aportado su personalidad en el proyecto. Si bien ha habido una idea común -los saltos sobre un fondo negro-, nos hemos permitido salir del camino trazado, consiguiendo también unas imágenes espléndidas. En este caso sobre fondo blanco y sobre un taburete. Estas imágenes no las veréis en la galeria de la web, pero sí en este podcast y espero que sean de vuestro agrado.
El objetivo final de este trabajo es exponerlo en alguna sala o galería. Lo siento, por muy buen monitor que tengas la imagen pierde mucho. No hay nada más placentero que ver una copia bien impresa o positivada. Lástima que mi público potencial se haya criado a la sombra de píxeles nativos de smartphone. Prácticamente más de la mitad de las personas que ven mi web lo hacen a través teléfonos, según me chiva Google Analytics. Algunos fotógrafos profesionales disponen de estupendos monitores calibrados, pero son los menos.
Y por supuesto, quiero ver mis fotos impresas en un libro que esté a disposición del público. Ya he sido padre, he plantado varios árboles y el libro está pendiente.
Sería el tipo más feliz del mundo si pudiera exponer mi trabajo en una sala adecuada presentando mi trabajo, diciendo aquello de "...he venido a hablar de mi libro".
Os dejo con mis imágenes, que no hubieran sido posible sin la participación de Mireia, Mery, Miroslava y Tatiana. Y si alguien más quiere participar, que no dude en contactar conmigo, especialmente si es hombre.